Identidad, territorio y movilidad: Apuntes por una antropología de la inmigración.
- Emiliana Maragall
- Jul 24, 2019
- 5 min read
Updated: Oct 28, 2019
Inmigración tiene que ver con una movilidad que es subyacente al desplazamiento físico del sujeto que emigra, es decir, que hace una redefinición identitaria y va de la mano con una herencia cultural. En esta temática caben 2 aspectos resaltantes: globalización y la convicción moderna. A través de esta lectura debemos tomar en cuenta el concepto sobre flexibilidad, es decir, que el inmigrante sea representado como un paradigma.
La movilidad humana
La migración es una característica del mundo contemporáneo y “su factor determinante es la movilidad” ( Tarrius 2002). Tenemos un total de 1000 millones de inmigrantes y en este estudio cabe mencionar dos paradigmas: el control como medio de contención y el desarrollo como un medio para reducirlas. Es cierto que las corrientes de nuevos migrantes han disminuido en algunas zonas debido a que hay menos oportunidad de trabajo. Los estados no invierten en algunos ámbitos de migración, como por ejemplo: movilidad cultural, derechos culturales, entre otros. Lo cierto es que los gobiernos no están aprovechando los beneficios de la migración y sufren consecuencias negativas ( Guengant 1996).

La lección de Platón
La concepción platónica nos habla que la democracia comporta cambios que no nos hacen avanzar. Nos habla de la fundación de una colonia, que puede efectuarse de dos maneras: a través de individuos provenientes de diversos orígenes o de la población proveniente de un único pueblo. Platón propone que las reglas sobre las acogidas de los inmigrantes sean muy precisas y también condena la práctica del destierro de los extranjeros. Estas consideraciones son realmente modernas porque evocan unos elementos constitutivos de las políticas demográficas actuales como la identidad cultural y el control de flujos migratorios ( Vilquin 1982). Todo cambio indica una decadencia, si la ciudad no debe cambiar es porque toda evolución debe ser entendida como decadencia. Esto no los explican a través de dos modelos ideales: la Atenas arcaica y la mítica Atlántida ( símbolo de la Atenas de Pericles ).
Fronteras móviles:
La fronteras nos ofrecen circulación e intercambio. Pensar en ellas significa encontrarse con una ambivalencia de enfrentamiento y buen entendimiento, estas preso entre la tensión de dos mundos y el diálogo. Para vivir humanamente hay un lugar que es sentido como propio pero también hay que salir y arriesgarse. El buen uso de una frontera implica que se mantenga la tensión constitutiva. Nuestra existencia nos pone delante nuestros propios límites. Hay que considerar las fronteras como ámbitos a la hora de resistencias y desbordamientos. La frontera geográfica remite a un límite simbólico que separa el orden del caos por un acto sagrado.
Las fronteras nos distinguen a unos de los otros, concreta el paso de una identidad a una alteridad. Lo que nos define es un sistema de interdependencia generalizada y el reconocimiento de los otros es lo que da sentido a nuestra identidad. Según Foucher ( 1991) la lógica postmoderna no acepta una supuesta naturalidad de las fronteras, sino que nos encuentra agusto en los movimientos de descentralización. Toda frontera es reveladora de discontinuidad, disyunciones, asimetrías pero también de nuevas funciones creativas.
Hoy en día el mundo funciona por la noción de red, es decir, una dinámica que rompe. La modernidad considera que toda frontera es sagrada e inolvidable porque define la identidad. Pero por otro lado, en el mundo postmoderno se experimenta la atracción de límites.
La globalización es un juego de fuerzas contradictorias y funciona como una máquina de fuerza para repensar la identidad. Hoy debemos reinterpretar para encontrar un sentido compatible con la globalización. Las lenguas, las religiones o los mercados siempre han estado transfronterizos. Por un lado tenemos el cosmopolitismo y por el otro el afán de arraigo local enfrente de la globalización entendida como la agresión a las sociedades tradicionales.

La globalización y la redefinición de la geografía identitaria:
La globalización no es una homogeneización sino la sugerente metáfora de un mundo que acontece ahora más unificado y más diversificado. La comunidad global no significa una unificación del planeta, sino la constatación de su interdependencia. Se menciona el concepto de glocalización como la capacidad de adaptarse a las posibilidades de cada situación local. Ya no se trata de la esencia de la identidad sino del sentimiento de identificación con un grupo específico.
La territorialización identitaria:
Un territorio aglutina a la hora de arraigo y la vocación de transgresión de las fronteras. Nos movemos en la búsqueda de un territorio donde nos sintamos como en casa, toda instalación de un grupo humano en un lugar diferente del originario causa problema, lo que trata sobre una ruptura entre territorio y comunidad. Hay territorios considerados como fuera de la ciudad porque sus residentes son calificados como fuera de la sociedad.La identidad del individuo es siempre situacional ( Berque 2004). Vivir en un lugar confiere una identidad. Las identidades se expresan por la mediación que representa la geografía facilitadora de una memoria compartida. Cada territorio expresa la comunión entre el espacio ocupado y la identidad de la comunidad.

Identidades móviles:
La postmodernidad nos asegura que la identidad no es un estado inmanente, ni inmutable; sino una construcción determinada por las situaciones impuestas por las relaciones del poder. Hoy en día la historia filosófica muestra que ha servido la permanencia al cambio, es decir, la unidad en la diversidad.
Reflexión:
Vivimos en un mundo occidentalizado que nos hace creer que vivimos en un mundo globalizado, lo cual no es cierto ya que es un mundo que está basado en intereses y estereotipos. Estamos interconectados debido a la movilidad. Al haber movilidad hay una redefinición de identidades y las culturas se fusionan. Cuando un individuo emigra a otro país se tiene que adaptar a la cultura de ese lugar pero al mismo tiempo nunca deja su identidad atrás y ahí es cuando surge el fenómeno globalización, es decir todos aprendemos de todos. Atravesar fronteras nos permite hacer intercambios que pueden ser tanto negativos como positivos para un individuo. El individuo para desarrollarse y poder avanzar debe buscar un lugar de comodidad pero también arriesgarse. La frontera es un simple límite que nos diferencia a uno de los otros dándonos nuestra identidad, pero al salir de ello, aunque pasemos de esa identidad a una alteridad nos enriquece como personas.
Los individuos se sienten identificados a partir de las culturas, es decir, de costumbres similares. Una frontera determina un lugar, donde habita un grupo de personas que crece aprendiendo y practicando costumbres iguales y/o similares. Son civilizaciones que a lo largo del tiempo han basado su vida con una manera particular de vestir, comer, pensar entre muchas cosas, y con el pasar del tiempo, van siendo transmitidas de generación en generación, así creando identidades colectivas. La universalidad va de la mano con el concepto de globalización. Son conceptos relativamente ciertos ya que cada pueblo tiene sus valores culturales y diferentes maneras de ver la vida. Cada comunidad siempre tendrá su identidad independientemente que conozcan y compartan otras culturas.
En el mundo contemporáneo se han traspasado las fronteras culturales gracias a la emigración y como consecuencia de ello hace que vivamos en un mundo más unificado culturalmente. Al emigrar a un lugar no significa que dejarás tu identidad y raíces atrás pero te adaptas a la situación y el lugar donde estés, compartiendo su cultura. Yo personalmente me siento muy identificada con este tema, ya que provengo de Venezuela y debido a la problemática política, la mayoría de las personas hemos tenido que emigrar. Lo que quiero decir con esto, es que por más que hayamos dejado nuestro país de nacimiento atrás y tratemos de rehacer nuestra vida en un paradero que está lleno de costumbres que no solemos practicar, nos tocó aprender y adaptarnos a ello. Aunque de ninguna manera eso implica que dejemos nuestra identidad por detrás, porque tu identidad y tu cultura es lo que tú eres. Más allá de las fronteras físicas, las fronteras culturales nunca serán traspasadas del todo, ya que los principios de uno siempre nos acompañan vayamos donde vayamos.

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